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Cómo nos habla nuestro cuerpo

alimentación cuerpo detox yoga Jul 17, 2023

Publicado originalmente en 2013

Editado el 17 de julio de 2023


No es ningún secreto que la gran mayoría de las mujeres tenemos, o hemos tenido, una relación de odio-odio con nuestro peso.

Algunas queremos pesar menos, la mayoría, otras quieren pesar más, esas son unas pocas afortunadas que se dejan odiar por el resto de las mortales.

Algunos hombres también entran en esta carrera por perder o ganar peso, la psiquis del hombre es diferente y las razones para querer perder peso pueden ser muy distintas.

Para ambos quizás la solución puede ser la misma.

Mi intención no es escribir un post más con consejos de cómo adelgazar, todos sabemos a estas alturas que hacer. Tenemos acceso a mucha información ya sea en libros, internet, radio o televisión: come menos, más verdes, más agua, más ejercicios, duerme más, menos alcohol, deja de fumar y ¡listo!.

Pero ¿por qué se nos hace tan difícil seguir estos ¨simples¨ pasos?

Te voy a contar mi experiencia, quizás esto te sirva de referencia y puedas ver las cosas desde otro punto de vista.

Hace ya casi 20 años empezó mi lucha contra mi peso y mi imagen. Durante mi adolescencia y consecuencia de un par de viajes al norte gané 10 kilos que me atormentaron desde entonces hasta hace 4 años más o menos.

Hemos tenido una relación complicada, algunas veces me abandonaron y otras se quedaron conmigo más del tiempo que hubiese querido, trayendo más kilos a acampar en mi cintura.

Aún sabiendo todo lo que tenía que hacer, no lograba perder el peso que quería de una manera permanente.

Me decía a mí misma que no tenía tiempo para hacer ejercicios y además yo no era atlética. Tengo el recuento de las mejores excusas para no llevar una vida sana y ordenada.

Mi llamada de atención fueron 2 cosas:

  • Mis constantes migrañas, que ya estaban fuera de control.
  • Mi profesorado de Yoga.

Dentro delas enfermedades mentales la que más me atormenta es el Alzheimer, mi abuela materna murió de esta terrible enfermedad y tiene un componente genético. Supuse que el estar lastimando mi cabeza constantemente no sería bueno para evitarla.

Tenía que hacer algo.

Hace un tiempo leí que las migrañas podían ser provocadas por ciertos alimentos. En algunos casos es un bajón de azúcar después de haber comido algo muy alto en azúcar; el cuerpo se descompensa y produce esa sensación de mareo, dolor y estrellitas.

La gran mayoría de mis migrañas están provocadas directamente por lo que como.

Estudiando mi profesorado de yoga conocí algo que se llama Ahimsa. Trata de la no violencia contra ningún ser vivo (es la base del vegetarianismo), lo más importante, no violencia contra nosotros mismo.

Me chocó en ese momento como siendo una aspirante a profesora de yoga yo estaba cometiendo obviamente actos violentos contra mi cuerpo. Me daba pena pensar que les iba a enseñar a mis alumnos a no ser violentos y que en el fondo yo era una hipócrita por que yo me estaba causando dolor.

Y para rematar sentía que mi apariencia física no era la de una “yogi”.

Las cosas te llegan cuando estas listo y en esos días me llegó un email de una Coach de Salud Holística que estaba recomendando el programa de otra Coach para desintoxicarse.

Me inscribí inmediatamente, ¡eso era lo que necesitaba una medida más drástica!. Porque por más que comía cosas sanas y bajas en azúcar, seguía sufriendo de migrañas.

Empecé el programa de desintoxicación por 21 días, donde además de desintoxicarme físicamente me desintoxiqué emocionalmente.

Durante el programa la Coach nos pedía que escribiéramos sobre nuestros sentimientos y reacciones a lo que comíamos. Al finalizar mis migrañas eran historia, había comprendido como mis emociones afectaban directamente la manera en que mis alimentos eran procesados por mi cuerpo y como afectaban mis decisiones frente a lo que comía.

Lo mejor: había perdido el miedo a comer.

¿Cómo lo hice?

Entendí que mis migrañas eran causadas tanto por mis toxinas físicas como por las emocionales.

La solución para mi peso y dolencias, no era un régimen alimenticio, ni aprenderme los valores calóricos de cada alimento. Era oír mi cuerpo, mi coach me ayudó a identificar donde había ruido en mi vida y como calmarlo para poder empezar a oírme.

El enfoque de un Coach Holístico era el que yo necesitaba.

El cuerpo constantemente nos manda mensajes de lo que quiere y es solo cuestión de afinar el oído. Por ejemplo: sentir dolor físico es un mensaje alto y claro que necesita atención porque lo hemos ignorado.

A partir de ese momento he perdido esos 10 kilos, poco a poco, hoy en día ni siquiera son importantes. Aprendí a oír mi cuerpo y mis deseos, ¿qué es lo que realmente quiero comer? ¿qué es lo que realmente quiero hacer? ¿quiero caminar? ¿quiero nadar?

Puede ser que no seguimos esos pasos tan sencillos para llevar una vida saludable porque estamos ocupados en otras cosas, porque pensamos que cuidar nuestro estado físico es superficial o porque tenemos mucho ruido y distracciones que nos alejan de nosotros mismos.

Todos somos diferentes y puede ser que mi solución no sea la tuya, pero mi solución acepta ser adecuada por cada quien, quizás valga la pena probarla, ¿verdad?

Si tienes problemas con tu peso y quisieras que fuera diferente te recomiendo buscar ayuda y no conformarte con poco.

Somos seres complejos, pero las soluciones no deberían ser complicadas ni estandarizadas. Yo te sugiero seguir pasos sencillos que tomen en cuenta todas las áreas de tu vida, quédate cerca de aquellos consejeros o profesionales de salud que además de decirte que comer te pregunten como estás y como va el trabajo.

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